Nací en Treviso, en el 1957, hijo de Antonino, un siciliano amante de lo hermoso (así como un hombre de gran generosidad) y Gesuina, una gran mujer Veneta, fuerte y valiente, dotada de viva inteligencia y de un amor materno sin límites el cual le otorgó seis hijos.

En la primaria me di cuenta que tenía una pasión por el dibujo: me gustaba copiar con lápiz y papel dibujos de todas las clases - comics, paisajes etc.- buscando siempre la similitud con los sujetos.

En la secundaria aprendí las técnicas básicas del color, con las que quedé fascinado. Amo dibujar a lápiz y colores, siempre mirando la verdadera semejanza de la reproducción.

La necesidad me llevó a trabajar muy joven, trabajo que enfrenté con confianza, sabiendo que puedo encontrar y refinar el gusto por la belleza, incluso en las tareas más simples.

Durante el adolescencia pinté algunos lienzos con pinturas al temple, en un intento de recrear el efecto de la luz brillante, como la que veía en los libros de arte.

En los años siguientes intenté pintar con colores al óleo, acudiendo sobre todo a mis capacidades autodidactas, hasta que conocí a Ester, hija de un “verdadero” pintor; fue ella quien me da la fuerza para seguir. Es ella quien me convence para debutar con mi primera exposición, la cual ella curó.

Así comenzó un nuevo periodo: consolado por varios hallazgos, participé en diversas exposiciones colectivas y repetí algunas personales, de las que recibí las primeras satisfacciones en términos de crítica y ventas.

Apasionado de la etnografía y diversas culturas, me gusta pintar figuras humanas de países lejanos, recorriendo a fotografías hechas por amigos que han viajado, o tomando inspiración de cualquier fotografía que llega a mis manos. Sin embargo, no desprecio la naturaleza muerta y los paisajes, trato de llevarlos al lienzo, siempre siguiendo el mismo concepto, simple pero eficaz: "Si puedo imaginarlo ya terminado, entonces es que lo puedo reproducir”.